📝    HISTORIA EN BREVE

  • Un estudio publicado hace poco por investigadores de la Universidad de Nebraska en Omaha analizó como las experiencias negativas, durante las primeras etapas de la vida, influyen en las respuestas fisiológicas y conductuales de los perros a lo largo de sus vidas
  • En específico, los coautores del estudio evaluaron los efectos de las dificultades tempranas en las respuestas de un perro adulto al estrés, y si esas experiencias tempranas afectaron la capacidad del perro para encontrar consuelo en su dueño
  • En el estudio, los perros con antecedentes adversos en su vida temprana mostraron niveles promedio más altos de cortisol que los perros que recibieron su crianza en ambientes más saludables, lo que sugiere un efecto residual continuo
  • En una prueba de estrés leve, los mismos perros respondieron con miedo a la presencia de un extraño que se acercaba y exhibieron varios comportamientos que sugerían que veían a su dueño como un "refugio seguro" durante la prueba
  • Los investigadores sugieren esfuerzos de mitigación para prevenir que los perros atraviesen situaciones adversas a una edad temprana, lo que incluye reducir situaciones de hacinamiento en las viviendas, implementar una socialización humana adecuada, favorecer el enriquecimiento ambiental, el destete gradual de los cachorros a una edad adecuada y la provisión de atención médica y nutrición de calidad

🩺 Por la Dra. Karen Shaw Becker

En términos generales, la presencia de un perro puede tener un efecto beneficioso sobre los niveles de estrés en las personas. Lo contrario también es cierto: los perros en situaciones estresantes parecen encontrar consuelo en el contacto con los humanos.

Sin embargo, un estudio que se publicó hace poco en una edición especial del Journal of the Experimental Analysis of Behavior sugiere que los perros que han enfrentado adversidades en una etapa temprana de su vida podrían manejar el estrés de manera diferente y tener una relación distinta con sus humanos, en comparación con los perros que tuvieron una crianza menos dura.

¿Los acontecimientos de la vida a una edad temprana moldean a los perros, tal como a los humanos?

El estudio estuvo a cargo de diversos investigadores del departamento de psicología de la Universidad de Nebraska en Omaha y pertenece a una serie de estudios que han estado en curso durante una década. El objetivo de la investigación es examinar cómo los factores estresantes, entre ellos los de los primeros años de vida, afectan a las respuestas fisiológicas y conductuales de los perros a lo largo de su vida.

Las investigaciones sugieren que los acontecimientos de la primera infancia moldean la personalidad y el comportamiento en etapas posteriores de la vida, según las teorías psicodinámicas de Sigmund Freud, Erik Erickson y Carl Jung. Los estudios en curso de la Universidad de Nebraska demuestran que la teoría también se aplica y ayuda a explicar el comportamiento canino.

"La expresión poética de esta hipótesis", escribe Stanley Coren, Ph. D., D. Sc. y FRSC, en Psychology Today. "Es esta: 'El niño es el padre del hombre' que fue acuñado por William Wordsworth en su poema de 1802 que se conoce bajo el título de 'My Heart Leaps Up'".

Los perros que tienen buenos vínculos encuentran comodidad y seguridad en la compañía de sus humanos

Los investigadores utilizan una variación de una técnica que se desarrolló para estudiar el comportamiento de apego en niños, la cual se conoce como "situación extraña". El experimento consiste en llevar a un niño a un lugar desconocido, entre personas desconocidas, ya sea solo o con un padre o cuidador.

Un niño en condiciones normales que tiene un vínculo emocional saludable con su padre o cuidador verá al adulto como un "refugio seguro" en este escenario que le produce ansiedad. El niño parece sentirse más confiado y seguro cuando el cuidador está cerca y está más dispuesto a explorar la habitación e interactuar con los juguetes esparcidos, incluso con extraños presentes.

Se ha observado un tipo de respuesta similar en perros con buenos vínculos mediante una variación de este experimento, lo que lleva a los investigadores a concluir que los perros sienten cierto nivel de seguridad y comodidad cuando sus humanos están cerca.

La adversidad a una edad temprana da como resultado niveles más altos de cortisol

El objetivo del presente estudio fue evaluar los efectos de las dificultades tempranas en las respuestas al estrés de los perros adultos, así como determinar si esas primeras experiencias afectaron la capacidad del perro para encontrar consuelo en su dueño. Se comparó un grupo de 23 perros con antecedentes vitales adversos (por ejemplo, que nacieron y fueron criados en una fábrica de cachorros) con 22 perros criados en condiciones normales y sin antecedentes de abandono, la mayoría de los cuales procedían de criadores diligentes, caseros o de granja.

Los investigadores descubrieron que, en general, los perros que tuvieron experiencias negativas a una edad temprana demostraron tener niveles promedio más altos de cortisol, que es la hormona del estrés, en comparación con los perros criados en un ambiente más saludable. Esto sugiere que podría haber un efecto residual de la adversidad que esos perros sufrieron a una edad temprana.

Los investigadores utilizaron una combinación de evaluaciones del comportamiento de los perros por parte de los dueños mediante el Cuestionario de Evaluación e Investigación del Comportamiento Canino (C-BARQ, por sus siglas en inglés), y observaciones directas del comportamiento de los perros en una prueba de estrés leve.

La recopilación de datos demostró que los perros con experiencias adversas en sus primeros años de vida:

  • Tenían más miedo hacia los extraños en general
  • Tenían más miedo en situaciones no sociales (por ejemplo, en un ambiente ruidoso)
  • Querían pasar más tiempo con sus dueños
  • Buscaban más atención
  • Tenían más ansiedad relacionada con la separación
  • Presentaron niveles más bajos de capacidad de entrenamiento

Comportamiento de los perros durante una prueba de estrés leve

Durante las pruebas de estrés se llevó a cada perro a una habitación con una manta en el suelo; en el centro había un taburete bajo donde se sentó un humano (el dueño de la mascota o un investigador), las cuales se grabaron en vídeo. La persona, a quien se le ordenó no hablar ni tocar al perro, se sentó en el taburete y sostuvo la correa del perro para impedirle moverse con libertad por la habitación.

Después, el leve factor estresante, en la forma de un "extraño amenazante", entró en la habitación. Se trataba de una investigadora que entró por una puerta trasera y raspó el suelo con el pie para llamar la atención del perro. Luego miró directamente a los ojos del perro (una señal no verbal que muestra hostilidad en el mundo canino) y se acercó poco a poco al animal, con la parte superior del cuerpo un poco inclinada y las manos detrás de la espalda.

El acercamiento de la investigadora desde la puerta hasta el centro de la sala duró unos 30 segundos; sin embargo, su avance se detenía si el perro mostraba reactividad, miedo o agresividad en forma de acobardamiento, ladridos o gruñidos.

Los vídeos mostraron que la mayoría de los perros que habían sufrido acontecimientos adversos en sus primeros años de vida respondían con miedo, incluso cuando su dueño estaba sentado en el taburete. Por otro lado, los perros que tuvieron una crianza normal, no parecían sentirse tan intimidados por el "extraño amenazante", ya que muchos de ellos tuvieron una respuesta amistosa hacia la investigadora.

Los perros que tuvieron experiencias difíciles a una edad temprana exhibieron varios comportamientos que sugieren que veían a su dueño como un refugio seguro durante las pruebas, lo que incluye:

  • Mostrar niveles más altos de contacto físico con su dueño, por ejemplo, lamerlo, tocarlo o apoyarse en él
  • Intercambiaban más miradas, lo que significa que miraban al extraño y luego al rostro y los ojos de su dueño, tal vez para ver si su dueño sentía que el extraño era una amenaza

De acuerdo con los investigadores, estos comportamientos sugieren que los perros, como sentían ansiedad ante el acercamiento del extraño, requirieron apoyo emocional en forma de atención por parte de su dueño.

Los perros que tuvieron una crianza normal también encontraron apoyo en la presencia de su dueño, lo que también les ayudó a reducir el estrés, pero de diferentes maneras, como explorando con mayor libertad cuando su dueño estaba en la habitación y otros comportamientos similares.

Una mala infancia puede perjudicar a los perros conforme envejecen

Los coautores del estudio concluyeron lo siguiente:

"Los hallazgos de este estudio proporcionan más información sobre cómo las historias de vida durante los primeros años influyen en los sistemas biológicos que subyacen al comportamiento social de los perros. Desde una perspectiva aplicada, estudios como el nuestro podrían informar sobre el cuidado y la rehabilitación de perros retirados de entornos adversos por negligencia y llamar la atención sobre los efectos perjudiciales.

Es casi imposible aislar un factor específico que contribuye a que se alteren aspectos fisiológicos y conductuales en los perros cuando crecen en entornos adversos; sin embargo, algunas cosas que podrían mitigar estos efectos son: reducir las situaciones de hacinamiento en las viviendas, implementar una socialización humana adecuada, favorecer el enriquecimiento ambiental, destetar a los cachorros una edad adecuada y brindarles atención médica de calidad, así como una buena nutrición".