HISTORIA EN BREVE

  • Por lo general, los perros y los gatos no muestran dolor, así que puede ser difícil saber cuándo una mascota está sufriendo, en especial si se trata de dolor crónico (agudo o repentino)
  • Cuando una mascota experimenta dolor (incluso si solo lo sospechas), es muy importante agendar una cita con su veterinario, ya que el dolor puede empeorar y provocar problemas de salud adicionales si no se trata
  • Si tu mascota padece una afección dolorosa, el tratamiento dependerá de la causa; asimismo, existen muchas terapias que se pueden implementar por sí solas o junto con medicamentos para aliviar el dolor
  • El dolor miofascial, es un tipo de dolor muscular que surge en ciertos puntos desencadenantes y es una afección común que no suele diagnosticarse en perros ni gatos

Por la Dra. Karen Shaw Becker

Si tienes una mascota, tal vez te inquiete preguntarte si tu perro o gato está sintiendo dolor sin que te des cuenta. Por naturaleza, nuestros amigos caninos y felinos minimizan su incomodidad, y los gatos ocultan el dolor de forma activa, lo que dificulta aún más que los dueños hagan lo mejor para estos animalitos que no pueden verbalizar lo que sienten.

¿Dolor crónico o agudo?

El dolor crónico no es igual que el dolor agudo.

"El dolor agudo, que también se conoce como dolor adaptativo, tiene un propósito", afirma el Dr. Daniel Eckman, veterinario de planta en el Hospital Docente de Medicina Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Texas A&M. "Nos indica que debemos dejar de usar o hacer algo a corto plazo. Por lo regular, el dolor agudo desaparece en cuestión de minutos, días, semanas o meses".

El dolor crónico se describe como un dolor que dura tres meses o más y, en algún momento, deja de ser una respuesta directa a una lesión o enfermedad. En ocasiones, se le denomina dolor no adaptativo. De acuerdo con el Dr. Eckman, "el dolor crónico no tiene una razón de ser y solo produce cambios en el cuerpo y el sistema nervioso que pueden conducir a más estados de dolor o cambios psicológicos".

Existen diversas afecciones que pueden hacer que las mascotas desarrollen dolor crónico. Estas son algunas de las más comunes:

  • Artrosis (enfermedad degenerativa de las articulaciones)
  • Enfermedades o lesiones neurológicas
  • Enfermedad dental
  • Dolor por cáncer
  • Dolor agudo que no se trató de manera correcta

A continuación, encontrarás algunos de los signos y síntomas de dolor crónico:

Cojear

Menor nivel de actividad

Renquear (cojera por lesión de las caderas)

Menor apetito

Problemas para ponerse de pie

Aseo obsesivo de una zona

No querer o no poder saltar sobre objetos

Alejarse de la familia u otras mascotas

Si desea obtener más información sobre los signos del dolor, accede a mis artículos: Cómo detectar el dolor de tu mascota de forma sencilla y Cómo saber si a tu gato tiene dolor. Si percibes que tu mascota muestra signos de dolor, es importante que agendes una cita con un veterinario, ya que el dolor puede empeorar y provocar problemas de salud adicionales si no se trata.

"El dolor crónico puede afectar mucho a las mascotas, tanto a nivel físico como psicológico, y debe abordarse de forma agresiva con revisiones y cambios frecuentes", afirma el Dr. Eckman.

Cómo controlar el dolor en las mascotas

Las investigaciones sugieren que los opioides orales, incluido el tramadol, no sirven para controlar el dolor en perros. Aun así, mantengo los medicamentos en mi caja de herramientas de veterinaria, en parte porque pueden ser beneficiosos como parte de un protocolo multimodal para controlar el dolor, sobre todo si se instituyen desde el principio, antes de que el dolor aumente.

Dado que los felinos son únicos en términos fisiológicos, existen pocos agentes farmacológicos que puedan administrarse de manera segura a largo plazo para controlar el dolor de manera efectiva. Por fortuna, una vez que el dolor del paciente se controla bien con los medicamentos apropiados, la gran mayoría de los gatos puede someterse a protocolos totalmente naturales (o un protocolo combinado que incluya una menor cantidad de analgésicos) que hacen un gran trabajo al controlar el dolor leve a moderado.

La manera en la que se maneja el dolor de un animal de compañía depende de la causa, por lo que es muy importante consultar a un veterinario para que le haga un examen exhaustivo. Una vez que el veterinario lo haya evaluado y, dependiendo de la causa del malestar, existen diversas terapias integrales que se combinan para reducir la cantidad de medicamentos necesarios para controlar el dolor. Dichas terapias incluyen las siguientes:

También hay algunas terapias más novedosas que he utilizado y funcionan muy bien, como el bucle de Asís, que es una forma de terapia de campos electromagnéticos pulsados. Además, hay diversos suplementos beneficiosos y cambios de alimentación que pueden ser de gran ayuda, pero esto también depende de cuál sea su diagnóstico y protocolo de tratamiento.

Dolor miofascial en mascotas

El dolor miofascial, es un dolor muscular muy común en mascotas, el cual surge en uno o más puntos desencadenantes, pero en ocasiones no se trata debido a que no se percibe en las radiografías u otras pruebas de diagnóstico. Como resultado, muchos miembros peludos de la familia sufren un dolor muscular crónico, considerable e innecesario.

Los puntos desencadenantes, en ocasiones descritos como nudos musculares, son núcleos de inflamación e irritación. Tienen una fase activa o latente. En la fase activa, el punto desencadenante puede ser muy doloroso para las mascotas. Al aplicar presión, el dolor puede irradiarse desde este punto a otras áreas del cuerpo del perro, como a las extremidades inferiores (esto se conoce como dolor referido).

Asimismo, es posible que haya puntos desencadenantes que son sensibles, pero no tan dolorosos como los puntos activos. Sin embargo, incluso los puntos latentes pueden provocar problemas, como una mayor rigidez y menor rango de movimiento.

Existen muchas situaciones que pueden causar este tipo de dolor muscular. Algunas de ellas pueden ocurrir de manera repentina, como una lesión por un movimiento inesperado, una caída o un golpe. A menudo, el desarrollo de dicho dolor y sus puntos desencadenantes es gradual.

Al igual que los humanos, los perros pueden experimentar dolor muscular como resultado del uso excesivo de ciertos músculos o por un desequilibrio de los mismos. Por ejemplo, si tu perro corre a lo largo del jardín todos los días o utiliza más una pata a causa de la artritis, algunos músculos se utilizan en exceso, mientras que otros se utilizan menos, lo que provoca un desequilibrio muscular y el desarrollo de los puntos desencadenantes.

El síndrome de dolor miofascial (MPS, por sus siglas en inglés) sucede cuando el dolor y la disfunción se vuelven crónicos. Por desagracia, el MPS rara vez se menciona en las escuelas de veterinaria convencionales; por eso, a menudo se ignora y no se trata. Sobre eso, el veterinario Dr. Michael Petty escribió lo siguiente en un artículo de 2012 para la revista veterinaria dvm360:

“El síndrome de dolor miofascial es una afección difícil de diagnosticar y rara vez se trata, a pesar de que ha sido un problema reconocido durante más de 400 años, el cual ingresó en la medicina convencional hace casi 80 años. Es muy raro que se enseñe en la universidad y no existen libros sobre esto".

Las señales de dolor miofascial incluyen debilidad, tensión muscular, rigidez y cojera, o tu mascota puede reaccionar si presionas un punto desencadenante. Sin tratamiento, estos puntos y el dolor miofascial pueden convertirse en una afección crónica que solo empeore con el tiempo.

Tratamiento del dolor miofascial

Si sospechas que tu mascota sufre de dolor miofascial, es necesario consultar a un veterinario integral que tenga experiencia en encontrar puntos desencadenantes. Una vez que los localice, existe un par de opciones de tratamiento.

Uno, que es bastante invasivo, es la punción seca. Implica el uso de una aguja de acupuntura a través de la piel para estimular el punto desencadenante. Esto puede liberar las bandas musculares relacionadas con el punto de activación, lo que disminuye el dolor y mejora la función.

La electroacupuntura y la acupresión también pueden beneficiar algunos perros con dolor miofascial. La terapia con láser frío y la terapia con ultrasonido pueden ser beneficiosas para los perros que no tolerarán la acupuntura. Otra opción menos invasiva es la manipulación manual de los puntos desencadenantes mediante los masajes o las terapias.

Los problemas recurrentes de los puntos desencadenantes pueden ser el resultado de un problema quiropráctico subyacente, por lo que, si tu mascota no mejora, es necesario realizar una evaluación quiropráctica.

Por último, la fisioterapia incorpora todas las estrategias anteriores para tratar el dolor agudo y crónico, y es la forma más completa de abordar el malestar de tu mascota. Pídele al veterinario que la remita a fisioterapia, en caso de que él o ella no ofrezca estos servicios. Los profesionales de rehabilitación crean planes multimodales que benefician al sistema muscular, esquelético y nervioso, que es la forma más completa de preservar una buena calidad de vida.