HISTORIA EN BREVE

  • Muchos perros sufren infecciones por levadura en la piel y las orejas; y la mayoría de los casos se relacionan con un tipo de levadura que se conoce como Malassezia pachydermatis (M. pachydermatis)
  • Es normal que tu perro tenga este tipo de organismos en su cuerpo, el problema es que cuando comienzan a reproducirse sin control y se desarrolla una infección
  • Si tu perro no tiene una buena función inmunológica o recibe terapia con antibióticos, tiene mayor riesgo de que las levaduras en su cuerpo se conviertan en un problema
  • Las orejas son la parte del cuerpo más susceptible a este tipo de infecciones y la comezón es uno de sus síntomas más comunes
  • Si tu mascota tiene infección crónica por levadura, el primer paso para resolver el problema es hacer algunos cambios en su alimentación; existen "dietas para combatir el exceso de levadura" que se basan en alimentos que también tienen propiedades que combaten la inflamación
  • También tendrás que desinfectar el área del cuerpo de tu perro que es susceptible a desarrollar este tipo de infección, que suelen ser las orejas y las patas
  • Por lo general, la única forma efectiva de combatir las infecciones por levadura en perros es a través de cambios en la alimentación y limpiezas profundas de dos a tres veces a la semana; estas dos estrategias requieren de tiempo y dedicación, pero son más efectivas y seguras que los medicamentos antimicóticos

Por la Dra. Karen Shaw Becker

Aunque todos los perros tienen un olor muy distintivo, cuando este es intenso y desagradable significa que hay un problema. Si tu perro tiene un olor desagradable que no se quita con nada, podría deberse a un crecimiento excesivo de levadura. La levadura es un tipo de hongo similar a una espora que se reproduce a través de un proceso que se conoce como incipiente, en el que partes del cuerpo se rompen para formar un organismo de levadura nuevo.

Las infecciones por levadura en orejas y patas son muy comunes en los perros, la mayoría de los casos se relacionan con un tipo de levadura que se conoce como Malassezia pachydermatis (M. pachydermatis). Aunque es normal que tu perro tenga este tipo de organismos en su cuerpo, el problema es que cuando comienzan a reproducirse sin control y se desarrolla una infección. Las levaduras son organismos muy oportunistas, por lo que, si tu perro no tiene un sistema inmunológico fuerte, se propagarán por áreas a las que no suelen llegar.

Una mala función inmunológica incrementa el riesgo de esta infección

Si tu perro no tiene una buena función inmunológica tiene mayor riesgo de que las levaduras en su cuerpo se conviertan en un problema. Los perros con mayor riego incluyen a los que tienen deficiencia de inmunoglobulina o enfermedad de Cushing, así como a los que toman esteroides de prescripción (como prednisona).

La terapia con antibióticos también incrementa el riesgo de infección, ya que reduce el nivel de bacterias beneficiosas que estimulan las defensas de la piel. Otros factores que predisponen a los perros a las infecciones por levadura incluyen un mayor nivel de humedad, un desequilibrio en los niveles de pH de la piel (por esa razón no recomiendo los champús de avena) y medicamentos como los agentes quimioterapéuticos y la terapia prolongada con corticosteroides.

Aunque la mayoría de mis pacientes caninos que desarrollan infecciones por levadura tienen algún tipo de alergia. Una alergia es una reacción exagerada del sistema inmunológico, por lo que muchos veterinarios recurren a los medicamentos que suprimen el sistema inmunológico como la prednisona, por lo que su tratamiento solo consiste en desactivar la respuesta inmunológica y aunque esto puede reducir los síntomas de alergia, también deteriora el microbioma, lo que incrementa el riesgo de crecimiento excesivo de levadura.

Las infecciones secundarias de la piel también con muy comunes en mascotas con alergias. Este problema también suele tratarse con antibióticos y, de igual modo, puede provocar un crecimiento excesivo de levadura. Por lo general, los antibióticos solo empeoran las infecciones por levadura. Además, los perros con alergia pueden desarrollar alergias a su propia levadura, lo que empeora aún más el problema.

Solicita un análisis de inmunoglobulina (IgG, IgM e IgA)  para determinar la salud del sistema inmunológico de tu mascota. Los perros con inmunodeficiencia suelen tener niveles bajos de inmunoglobulina, mientras que los perros con alergia suelen tener niveles altos. Los perros con una mala función inmunológica y los perros con alergias tienen mayor riesgo de infecciones crónicas por levadura.

Áreas del cuerpo que son más susceptibles a las infecciones

Aunque las infecciones por levadura pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo de tu perro, como los dedos de las patas y las arrugas de la piel, las orejas son el área más susceptible. La comezón es uno de los síntomas más comunes y puede tener una intensidad de leve a grave. Por ejemplo, si un perro desarrolla una infección entre los dedos de las patas, lo más probable es que no deje de morderlas, pero si se la pasa tocándose las orejas podría significar que tiene un crecimiento excesivo de levadura en esa parte de su cuerpo.

Otra señal de infección es si tu perro arrastra el trasero por el piso o trata de rascarse y masticar cualquier área de su cuerpo debido a la comezón. Esto, a su vez, puede provocar traumatismos, llagas y dolor. Las infecciones por levadura también tienen un olor muy distintivo, algunas personas lo describen como similar al olor a papas o palomitas de maíz con queso o pan mohoso, y suele ser un olor intenso y desagradable. Otros signos de infección por levadura incluyen:

Irritación de la piel

Enrojecimiento e inflamación, sobre todo alrededor de las orejas, los dedos y almohadillas de las patas, los pliegues faciales, el ano, debajo de las axilas o el cuello y alrededor de la base de la cola.

Pérdida de pelaje

Piel escamosa o grasa

Pelaje graso

Manchas oscuras y gruesas en la piel

Infección secundaria por bacterias

Secreción color amarillo verdoso con mal olor de los oídos

Áreas de la piel con lesiones o escamosa

Cambios de comportamiento, como depresión, ansiedad, pérdida del apetito y agresividad

Cómo diagnosticar una infección por levadura

El diagnóstico definitivo de una infección por levadura requiere citología (observar un raspado de la piel bajo un microscopio) o cultivo (enviar un raspado estéril de piel al laboratorio donde se cultivan las células y se identifican en una caja de Petri). La mayoría de los veterinarios prefieren la citología cutánea para identificar el crecimiento excesivo de levaduras en perros.

Si hay una infección de oído, diagnosticada o sin diagnosticar, es muy importante saber si los tímpanos aún están intactos antes de poner líquidos, geles, limpiadores u otros medicamentos. Si uno o ambos tímpanos se rompieron, colocar productos en los conductos auditivos puede dañar el oído medio e interno.

En la mayoría de los perros con infección por levadura, la infección se extiende en más de un lugar. Por ejemplo, pueden tenerla en las cuatro patas, en ambas orejas o en algunos casos, en todo el cuerpo.

¿Cuál es el mejor tratamiento para las infecciones crónicas por levadura? Cambiar la alimentación

Si tu mascota tiene una infección crónica por levadura, el primer paso para resolver el problema es hacer algunos cambios en su alimentación. Una investigación que se publicó en The Canadian Veterinary Journal afirma que: "una prueba de eliminación de alimentos puede ayudar a tratar la dermatitis por Malassezia". Eliminar los alimentos reactivos, incluyendo los carbohidratos que promueven la inflamación, es un primer paso muy importante.

La nutrición que recibe tu perro apoya su sistema inmunológico para mantener bajo control el crecimiento de la levadura, o hace lo contrario y empeora una situación de crecimiento excesivo de levadura. Los perros con una infección por levadura necesitan una "alimentación para combatir la levadura" que sea antiinflamatoria y específica para su especie. Prefiero utilizar una proteína nueva (una proteína que no le hayas proporcionado antes), una alimentación baja o sin almidón durante 3 meses.

La levadura se alimenta del azúcar y los carbohidratos se transforman en azúcar. Entonces, si tu perro tiene infecciones por levadura, el primer paso es eliminar todas las fuentes de almidón de su alimentación. Algunos de los alimentos para mascotas más populares también son los peores en términos de azúcar oculta, así que nunca asumas que el precio de un alimento es proporcional a su calidad.

Para saber cuánto almidón (que es una forma de azúcar) contiene sus croquetas realiza la ecuación de carbohidratos. Las mascotas no necesitan azúcar, por lo que cuanto mayor sea la cantidad de almidón, peor será su problema de levaduras. Ignorar la alimentación es un error que cometen muchos dueños que tienen una mascota con problemas crónicos por levadura.

Mejorar la nutrición de las mascotas ayuda a equilibrar el microbioma de forma natural y también recomiendo agregar algunos alimentos con propiedades antifúngicas, por ejemplo, pequeñas cantidades de ajo fresco, tomillo, perejil y orégano para ayudar a reducir los niveles de levadura. Agregar vegetales fermentados a las comidas de tu perro también puede ser muy beneficioso, junto con el vinagre de sidra de manzana sin pasteurizar ni filtrar y el aceite de coco, que contiene ácido caprílico y propiedades que ayudan a combatir la levadura Malassezia.

Las investigaciones demuestran que una alimentación a base de alimentos frescos ayuda a diversificar el microbioma de la piel de un perro, pero consulta a tu veterinario holístico para que también te recomiende algunos suplementos para reforzar la salud del microbioma de tu perro. Los probióticos que forman esporas pueden ser muy beneficiosos, así como las hierbas pau d'arco o berberina (el componente activo del sello de oro, el agracejo y la raíz de uva de Oregón).

El ácido undecilénico más potente, que es un ácido graso insaturado orgánico, puede ser beneficioso para tratar las infecciones persistentes, ya que ayuda a descomponer la biopelícula de la levadura. El extracto de hoja de olivo contiene oleuropeína, un potente extracto natural antifúngico que también puede ayudar.

Si tu perro tiene una infección crónica por levadura, desinfecta su piel

Para evitar los costosos medicamentos antimicóticos, deberás desinfectar la piel de tu mascota. Será muy difícil eliminar el exceso de levadura a menos que implementes un protocolo para reforzar su microbioma y desinfectes las áreas afectadas.

Si la infección está en las orejas, humedece una bola de algodón con una solución antimicótica que te prescriba tu veterinario (de preferencia natural; se puede utilizar hamamelis) y utiliza tantas como sean necesarias para eliminar los residuos y mantener las orejas limpias y secas. Esto puede ayudar a evitar que el problema empeore o se convierta en una infección bacteriana mixta.

Para el crecimiento excesivo de levadura en las patas, enjuágalas bien. Mi solución favorita para las patas es la povidona yodada (marca Betadine), que es una solución orgánica a base de yodo. Además de ser segura y ayudar a combatir bacterias, hongos y levaduras, puedes conseguirla en casi todas las farmacias. Puedes añadir suficiente agua para cubrir las patas de tu perro y suficiente yodo hasta que el agua se torne de un color oscuro.

Para tratar las infecciones por levadura en la piel de los perros, recomiendo utilizar un champú antimicótico natural y realizar un enjuague terapéutico. Por lo general, utilizo un champú a base de hierbas o de aceite de árbol de té, ya que las investigaciones demuestran que ayuda a combatir la levadura Malassezia. Si tu perro está infestado, podría requerir al menos un baño a la semana, ya que esto podría reducir la necesidad de una terapia con medicamentos orales. Si tu mascota tiene alguna alergia o infección por levadura, evita los champús a base de avena, ya que las levaduras se alimentan de los carbohidratos.

Por lo general, la única forma efectiva de combatir las infecciones por levadura en perros es a través de cambios en la alimentación y limpiezas profundas de dos a tres veces a la semana, estas dos estrategias requieren de tiempo y dedicación, pero son más efectivas y seguras que los medicamentos antimicóticos.

Ponerle a tu perro un enjuague antimicótico después de bañarlo puede ayudar a reducir el número de baños que necesita. Agrega una taza de vinagre o jugo de limón o 10 gotas de aceite de menta con 10 gotas de aceite de lavanda en unos 4 litros de agua. Si tu perro tiene pelaje oscuro, solo utiliza vinagre o aceites esenciales, ya que el jugo de limón podría aclararlo.

Vierte el enjuague antimicótico después de bañarlo, pero evita ponerle en la cabeza o cerca de los ojos, y frota la solución en el pelaje, enfócate en las áreas donde crece la levadura, como debajo de las axilas y entre los dedos de las patas. No enjuagues la solución; solo seca con una toalla.

Puedes verter la solución en una botella con atomizador y rociar las áreas con levadura durante todo el día. También puedes utilizar plata coloidal, que según los estudios, tiene un nivel elevado de actividad antifúngica para una acción antimicrobiana adicional.

Si tu perro toma antibióticos, que dañan el microbioma del intestino y la piel y predisponen su cuerpo al crecimiento excesivo de levaduras, este enjuague casero podría ayudarte a restablecer el equilibrio de sus bacterias beneficiosas.

Recuerda que estos tratamientos naturales no son mágicos y que los cambios no suceden de la noche a la mañana. Si cambiaste la alimentación de tu perro por una más apropiada para su especie e implementaste un protocolo antimicótico natural y no notas mejoras, analiza sus niveles de inmunoglobulina.

Las deficiencias inmunológicas son una de las razones más comunes por las que algunos perros no logran combatir las infecciones por levaduras. Los perros con niveles bajos de IgA pueden beneficiarse mucho de la suplementación con inmunoglobulina. De cualquier manera, darle una alimentación fresca, baja en almidón y rica en alimentos que combaten la inflamación, mejorará su salud y minimizará el riesgo de infección crónica por levaduras.