HISTORIA EN BREVE

  • Acariciar e incluso ver a un perro genera niveles más altos de actividad en la corteza prefrontal del cerebro, la cual es un área que ayuda a regular y procesar las interacciones sociales y emocionales
  • Interactuar con un perro de verdad tuvo mayores efectos que hacerlo con un peluche; esto sugiere que pasar más tiempo con un cachorro puede tener efectos significativos en la salud mental
  • Mirar a un perro generó el nivel más bajo de actividad cerebral, seguido del contacto pasivo, como recostarse con él contra sus piernas, lo cual generó niveles más altos
  • Los niveles de actividad cerebral fueron más altos al acariciar al perro y también aumentaron con el contacto repetido, un patrón que no se observó al interactuar con el juguete de peluche
  • Por lo general, interactuar con animales se percibe como una experiencia relevante en el estado emocional de la mayoría de las personas. Interactuar con el perro ocasionó que se involucraran más a nivel emocional, lo que podría haber desencadenado una mayor actividad cerebral en la corteza prefrontal

Por la Dra. Karen Shaw Becker

Los amantes de los perros ya saben que se siente algo especial cuando acarician a sus mascotas. Ahora, algunos investigadores de la Universidad de Basilea en Suiza revelaron la razón por la que es posible experimentar una sensación agradable al interactuar con los perros. Acariciar, e incluso ver, a un perro genera niveles más altos de actividad en la corteza prefrontal del cerebro, la cual es un área que ayuda a regular y procesar las interacciones sociales y emocionales.

Interactuar con un perro de verdad tuvo mayores efectos que hacerlo con un peluche; esto sugiere que pasar más tiempo con un cachorro puede tener efectos significativos en la salud mental.

La actividad cerebral será mayor mientras más interactúes con un perro

En el estudio, 19 personas participaron en seis sesiones. En la mitad de las sesiones, interactuaron con un perro (un jack russel terrier de 6 años, un golden retriever de 4 años o un goldendoodle de 4 años), y en las otras tres, con un león de peluche llamado Leo, el cual contenía una botella de agua tibia para simular la sensación de un animal vivo. Se analizaron cinco niveles de interacción con el animal: neutral, observarlo, sentirlo, acariciar su pelaje y neutral (de nuevo).

La actividad en la corteza prefrontal se midió por medio de la tecnología de neuroimagen infrarroja. La actividad en la corteza prefrontal fue mayor con cada nivel de interacción. Mirar a un perro generó el nivel más bajo de actividad cerebral, seguido del contacto pasivo, como recostarse con él contra sus piernas, lo cual generó niveles más altos.

Los niveles de actividad cerebral fueron más altos al acariciar al perro y también aumentaron con el contacto repetido, un patrón que no se observó al interactuar con el juguete de peluche. "Parece haber una diferencia, sobre todo entre el primer y el segundo contacto con el perro, lo que sugiere que la familiaridad podría ejercer un rol diferente en las interacciones con animales vivos y de peluche", explicaron los investigadores.

Además, se observaron claras diferencias en la actividad cerebral cuando los participantes interactuaron con un perro y cuando lo hicieron con un animal de peluche. De acuerdo con el estudio:

“Descubrimos que se manifestaba una mayor actividad en la corteza prefrontal del cerebro conforme aumentaba la intensidad del contacto con un perro o con un animal de peluche. Desde observar al animal hasta sentirlo de forma pasiva y acariciarlo de forma activa, la cercanía interaccional aumentó y, con ello, la intensidad de la estimulación y la cantidad de sentidos involucrados. Esto generó una mayor activación cerebral”.

¿Por qué acariciar a un perro activa tu cerebro?

Se dieron varias hipótesis sobre cuál es la razón por la que interactuar con un perro real ejerce una influencia más poderosa en el cerebro que interactuar con un animal de peluche. La región del cerebro en cuestión da una pista al respecto, ya que la corteza prefrontal interviene en las funciones ejecutivas, como la memoria de trabajo, la resolución de problemas y el control de la atención, junto con los procesos sociales y emocionales.

“Tiene conexiones recíprocas con las regiones del cerebro que intervienen en el procesamiento emocional, como la amígdala y las regiones sensoriales de orden superior dentro de la corteza temporal”, explicaron los investigadores. Por lo general, interactuar con animales se percibe como una experiencia relevante en el estado emocional de la mayoría de las personas, por ello, según los investigadores, interactuar con el perro ocasionó que se involucraran más a nivel emocional y esto desencadenó una mayor actividad cerebral en la corteza prefrontal.

La experiencia de tocar a un perro vivo también es más compleja que la de interactuar con un animal de peluche, y puede provocar una mayor excitación fisiológica y actividad cerebral, ya que se desarrolla una relación entre el humano y el perro. De acuerdo con el estudio: "es posible que la familiaridad y la relación entre ambos hayan contribuido a que la prominencia del perro aumentara, que el participante se mantuviera atento al comportamiento del perro y que la excitación emocional fuera mayor durante el experimento”.

Los hallazgos podrían tener implicaciones significativas para las personas con déficit de motivación, atención y funcionamiento socioemocional, ya que interactuar con un perro, como parte de la terapia asistida por animales, podría ayudar a la persona a involucrarse más a nivel emocional y, a su vez, mejorar su aprendizaje y alcanzar los objetivos de la terapia. A pesar de que en el estudio participaron adultos con buena salud, los estudios futuros podrían centrarse en personas con problemas sociales o emocionales para determinar si les resulta beneficioso acariciar a un perro.

Acariciar a un perro alivia el estrés

Diversos estudios previos también demuestran que interactuar con animales como perros y gatos ayuda a aliviar el estrés, incluso si la interacción no dura más de 10 minutos. En un estudio que se realizó en universitarios, quienes suelen reportar altos niveles de estrés, acariciar a un perro durante 10 minutos disminuyó los niveles de cortisol, que es una medida de estrés, lo que sugiere que "acariciar a gatos y perros con las manos brinda un alivio momentáneo del estrés".

De manera similar, algunos investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana descubrieron que incluso cinco minutos de interacción con un perro de terapia podrían ayudar a disminuir los niveles de estrés en los médicos y enfermeras que trabajan en salas de urgencias. Los hallazgos demuestran que los perros de terapia pueden ayudar a las personas a reducir el estrés, dolor, ansiedad e ira, así como percibir una mayor sensación de apoyo y bienestar.

Aun así, el simple hecho de tener un perro en casa puede ser beneficioso para tu estado de ánimo, ya que acariciarlo reduce el estrés y aumenta los niveles de oxitocina, la hormona del bienestar. Si deseas conocer cuáles son los beneficios sociales y emocionales de tener un perro, pero no estás preparado para asumir la responsabilidad de forma permanente, considera la posibilidad de acoger a uno por un tiempo. Puedes pasar tiempo con un perro necesitado y favorecer tu propia salud emocional mientras él encuentra un hogar.