HISTORIA EN BREVE

  • Los niños con autismo que adoptaron un gato tuvieron mejoras significativas en las habilidades sociales y el comportamiento, mientras que los padres calificaron a sus hijos con menos ansiedad por separación
  • Los padres y los niños también reportaron lazos más fuertes con su gato "casi de inmediato", y el vínculo continuó con el tiempo
  • Los gatos se acostumbraron muy bien a sus nuevos hogares y se estresaron menos con el tiempo
  • Los hallazgos respaldan los beneficios de tener una mascota para los niños con TEA, en particular los gatos, y sugieren que el gato también podría beneficiarse de esa relación

Por la Dra. Karen Shaw Becker

El amor incondicional que brindan los perros a sus dueños los ha convertido en la mejor opción recomendada para los niños con autismo. Sin embargo, los gatos merecen un poco más de atención en este aspecto, especialmente porque son los animales de compañía más comunes en los hogares de los Estados Unidos.

Los niños ven a sus mascotas como fuentes de apoyo social y las cuentan entre sus parientes más cercanos. También se sabe que, en los niños con trastorno del espectro autista (TEA), que afecta a casi 1 de cada 54 jóvenes, vivir con una mascota se relaciona con una mayor asertividad social, alivio del estrés y comportamientos prosociales, junto con el beneficio adicional de aprender la responsabilidad del cuidado de los animales.

Si no sabes qué tipo de mascota podría ser mejor, considera un gato. En un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación para la Interacción Humano-Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Missouri, se colocaron gatos de refugios de animales con niños con TEA, y los resultados fueron positivos.

Los niños con TEA se benefician de tener gatos en el hogar

En el primer ensayo controlado aleatorio de adopción de gatos por familias de niños con TEA, se asignaron gatos a las familias y se les dio seguimiento durante 18 semanas. Los gatos se analizaron con una escala de temperamento social para seleccionar gatos con un temperamento tranquilo.

Además, es probable que no todos los gatos pasen esa evaluación. En el estudio presentado, solo el 34 % "aprobó", lo que significa que cumplieron con los criterios para que los adoptara una familia con niños con autismo. Sin embargo, dichos criterios podrían garantizar la mejor combinación entre los adoptantes y los nuevos miembros peludos de su familia. La investigadora Gretchen Carlisle señaló:

"Es esencial cuidar el bienestar de los gatos desde un punto de vista humanitario, y esta investigación también ayuda al personal del refugio de animales a superar los obstáculos financieros y administrativos que pueden surgir cuando los gatos son devueltos a los refugios si no encajan bien con la familia adoptiva.
Desde luego, los refugios quieren colocar a todos sus gatos en hogares, pero algunas familias podrían requerir un ajuste más específico, y el uso de medidas objetivas basadas en investigaciones para evaluar el temperamento podría ayudar a aumentar la probabilidad de emparejamientos exitoso a largo plazo".

Debido a que los niños con TEA podrían ser sensibles a los sonidos o movimientos fuertes, los investigadores buscaban gatos que no causaran una sobrecarga sensorial en los niños. Esta es también la razón por la cual los gatos podrían ser mejores que los perros en este caso.

“Los perros pueden ser muy agresivos y ruidosos, mientras que los gatos se mueven de forma más silenciosa y suave, lo que podría ser más fácil para los niños con problemas sensoriales”, dijo Carlisle para un comunicado de prensa. "Seleccionamos a los gatos en lugar de a los perros en este estudio por esa característica, su capacidad para moverse de manera muy silenciosa y tranquila, y porque se ha realizado muy poca investigación sobre gatos con niños con autismo".

A los niños y sus familias se les permitió seleccionar su gato de aquellos que habían pasado la evaluación de temperamento, para que pudieran opinar sobre qué gato adoptar, y se les proporcionó un kit de inicio de suministros para cuidar a su nueva mascota.

Los gatos mejoraron sus habilidades sociales y de comportamiento

En comparación con los niños con TEA que no recibieron un gato, los que adoptaron un gato tuvieron mejoras significativas en las habilidades sociales y el comportamiento, mientras que los padres calificaron a sus hijos con menos ansiedad por separación. Los padres y los niños también reportaron lazos más fuertes con su gato "casi de inmediato", y el vínculo continuó con el tiempo.

Durante el estudio de 18 semanas, el cuidador del niño evaluó las habilidades sociales y la ansiedad, con una fuerte relación en la mayoría de los casos dentro de los dos o tres días posteriores a la adopción. En la sexta semana, se observaron habilidades sociales, incluyendo menor comportamiento de intimidación, de hiperactividad y la falta de atención y ansiedad por separación. Además, en la semana 12 se descubrió un aumento en la empatía entre los niños.

"Los gatos de refugio con control de temperamento podrían ser beneficiosos para algunos niños con TEA, aunque no imponen una carga indebida a los padres de los niños", concluyeron los investigadores.

Cabe destacar que los investigadores también midieron los niveles de cortisol de los gatos, una hormona que se produce en respuesta al estrés. Dado que a los gatos les va mejor en ambientes estables, seguros y predecibles, también querían monitorear cómo les iba a los gatos en sus nuevos hogares. Al hablar con Phys.org, Carlisle explicó:

"No solo es importante examinar cómo las familias de niños con autismo podrían beneficiarse de estos maravillosos animales de compañía, sino también si la relación es estresante o complicada para los gatos del refugio que los adoptan en un entorno nuevo, quizás impredecible".

El estrés en los gatos se midió con un cortisol fecal, peso y una medida de estrés conductual que se tomó dos o tres días después de que los adoptaron y de nuevo a las 6, 12 y 18 semanas. En general, el estudio reveló que los gatos se acostumbraron bien a sus nuevos hogares y se estresaron menos con el tiempo. Carlisle explicó:

"El cortisol es una medida de estrés que rastreamos a través de recolectar muestras de las heces de los gatos, y notamos una disminución en el cortisol con el tiempo. Los gatos también tienden a perder peso debido a no comer si están estresados, pero descubrimos que los gatos subieron un poco de peso justo después de que los adoptaron y luego lo mantuvieron a medida que pasaba el tiempo, por lo que ambos hallazgos indicaron que los gatos se adaptaron bien".

Los hallazgos respaldan los beneficios de que los niños con TEA tengan una mascota, en particular gatos, y sugieren que el gato también podría beneficiarse de esa relación.