HISTORIA EN BREVE

  • Los perros son el único mamífero en el planeta que varían en tamaños, y un estudio que se publicó hace poco tiempo sugiere que la capacidad para que los perros sean pequeños ha existido desde mucho antes que se domesticaran
  • Antes de estos hallazgos, se creía que los perros de razas pequeñas habían aparecido después de que se domesticaron como resultado del deseo de los humanos por tener perros falderos
  • Los autores del estudio descubrieron que una mutación de genes que corresponde a un tamaño corporal pequeño estaba presente en los lobos hace más de 50 000 años, y también existe en perros, coyotes, chacales y otros miembros de la familia de los cánidos
  • Investigaciones anteriores sugieren que los perros podrían ser conscientes de su tamaño y que eso es muy importante en su comportamiento

Por la Dra. Karen Shaw Becker

Los perros difieren en tamaño más que cualquier otro mamífero del planeta. Y aunque los perros antiguos diferían en tamaño, las diferencias extremas en el tamaño actual de los perros aparecieron en los últimos 200 años  a medida que los humanos establecieron las razas modernas (donde las razas más grandes son hasta 40 veces más grandes que las razas más pequeñas).

Se suponía que una vez que los perros se domesticaron, las razas pequeñas (p. ej., el chihuahua y pomerania) eran el resultado del deseo de los humanos por tener perros falderos, pequeños y lindos.

Sin embargo, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) descubrieron que una mutación en un gen regulador de la hormona del crecimiento que corresponde al tamaño corporal pequeño en los perros estaba presente en los lobos hace más de 50 000 años, mucho antes de que se domesticaran. Dichos investigadores publicaron sus hallazgos en la revista Current Biology.

Después de 10 años, un nuevo enfoque por fin da resultados

De forma curiosa, los científicos de los NIH han buscado esta mutación específica durante más de una década, pero no han tenido éxito hasta que la coautora del estudio, Jocelyn Plassais, sugirió buscar "secuencias alrededor del gen que se colocó al revés y confirmar si alguna estaba presente en el ADN de otros cánidos antiguos”.

El equipo adoptó su sugerencia y "encontró una forma inversa del gen del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1) con variantes que se correlacionaban con el tamaño del cuerpo del perro", según la autora principal del estudio, Elaine Ostrander. El equipo analizó los genomas de más de 1400 cánidos, incluyendo perros antiguos, lobos, coyotes y 230 razas de perros modernos.

Los investigadores identificaron dos alelos (versiones) de la variante. En todas las razas modernas, los perros con dos copias de un alelo tendían a pesar menos de 15 kilogramos (33 libras), mientras que dos copias de la otra versión eran más comunes en perros que pesaban más de 25 kilogramos (55 libras).

Los perros con una copia de cada alelo tendían a ser de tamaño intermedio. Los caninos con dos copias del alelo de cuerpo grande también tenían niveles más altos de la proteína IGF-1 en la sangre, en comparación con los que tenían dos copias del alelo "pequeño".

Cuando los investigadores observaron los genomas de otros cánidos, encontraron una relación similar. La mutación del gen IGF-1 no solo se encuentra en lobos y perros, sino también en coyotes, chacales, perros de caza africanos y otros miembros de la familia de los cánidos.

La naturaleza mantuvo 'escondida' esta mutación genética

El equipo colaboró con biólogos evolutivos para examinar el ADN del lobo antiguo para saber cuándo mutó por primera vez el gen IGF-1. Cuando analizaron el ADN de un lobo siberiano de 54 000 años, descubrieron que también poseía la mutación genética.

"Es como si la naturaleza lo hubiera escondido durante decenas de miles de años hasta que lo fuera a necesitar", dijo Ostrander.

Como se señaló antes, los científicos han asumido que todos los perros eran grandes antes de que se domesticaran y después de casi 20 000 años, algunos se hicieron más pequeños. ¡No hace falta decir que este descubrimiento parece crear dudas en esa teoría!

Y de acuerdo con Elinor Karlsson, genetista de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts en Worcester, los resultados de este estudio podrían sugerir que los perros se domesticaron a partir de lobos de cuerpo más pequeño que eran diferentes de las poblaciones actuales de lobos grises. “Ni siquiera sabemos cómo eran los lobos que dieron lugar a los perros”, dice.

¿Los perros son conscientes de su tamaño?

A primera vista, parecería que no es así, ya que la mayoría hemos conocido o al menos oído hablar de perros gran danés o chihuahuas que desafían con mucha frecuencia a los perros para "esperarlos afuera". Con base en estas y otras observaciones similares, es un poco misterioso si nuestros compañeros caninos son conscientes de su tamaño.

En 2020, un equipo de científicos de Hungría intentó responder a esta pregunta y publicó los resultados de su investigación en la revista Animal Cognition. Los investigadores del Departamento de Etología en el Instituto de Biología de la Universidad Eötvös Loránd en Budapest, llevaron a cabo su estudio con base en la suposición de que, si los perros entienden el tamaño de sus cuerpos, y de ser así, responderán de manera diferente a las aberturas de las paredes de diferentes tamaños.

A los perros se les presentaron aberturas de tres tamaños: más pequeñas que su cuerpo, casi del mismo tamaño que su cuerpo y más grandes que su cuerpo, y sus respuestas fueron cronometradas. Los investigadores observaron que los perros tardaban más en acercarse a una abertura demasiado pequeña que a una más grande. Cuando se trataba de acercarse a las aberturas por las que podían pasar, aunque con un poco de dificultad, su tiempo disminuyó ya que dudaban de acercarse a las aberturas demasiado pequeñas o demasiado grandes.

Los investigadores concluyeron que los resultados de su estudio "asumen de manera convincente que los perros pueden representar su propio tamaño corporal en ámbitos nuevos".

Los perros podrían descubrir cuál es el tamaño de su cuerpo a través de la experiencia

Karen London, conductista animal titulada, está de acuerdo con la conclusión de los investigadores. Sin embargo, cree que también existen otras explicaciones para el comportamiento de los perros, incluyendo que pueden haber aprendido a través de experiencias caninas lo que pueden y lo que no pueden superar.

"Los resultados del experimento podrían reflejar alguna generalidad de los perros a partir de la experiencia de toda una vida", escribe London en la revista Bark. "En otras palabras, no estoy convencida de que este experimento demuestre lo que los investigadores creen que hace. Aunque los resultados de la investigación son consistentes con tal conocimiento, no desmienten otras posibles explicaciones.
Los perros tienen mucha experiencia cuando pasean por el mundo. Quizás lo que demuestra este experimento es que son capaces de determinar por donde no pasarán, lo que podría significar que pueden ver que los objetos y los espacios son de diferentes tamaños"

London, que también es una adiestradora certificada de perros, señala que hay muchas clases diseñadas para enseñar a los perros una mejor conciencia corporal, en especial los perros que compiten en agilidad.

"Al practicar una variedad de habilidades (caminar hacia atrás, moverse entre las piernas de una persona, gatear hacia adelante y hacia atrás, colocar las patas delanteras o traseras en una plataforma y caminar hacia atrás por una escalera o dos), los perros mejoran su capacidad para coordinar sus movimientos en muchas situaciones", explica London.

El tamaño del cuerpo es muy importante en el comportamiento canino

Un estudio de 2013 realizado por investigadores de la Universidad de Sydney sugiere que el tamaño de un perro y la forma de su cráneo desempeñan un papel importante en su comportamiento. El equipo de investigación utilizó el Cuestionario de Evaluación e Investigación del Comportamiento Canino (C-BARQ) como herramienta de recolección de datos, analizó la información de más de 8300 perros de 80 razas diferentes y los comparó con el aspecto de 960 perros de esas razas.

Sus resultados revelaron una fuerte relación entre la altura, el peso corporal, las proporciones del cráneo (ancho y largo) y el comportamiento, y concluyeron que los perros más pequeños demuestran más agresión que los perros más grandes.

"Nuestra investigación demuestra que ciertas características físicas en los perros se relacionan con ciertos tipos de comportamiento", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Paul McGreevy, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Sydney para el sitio web Phys.org. "En esencia, mientras más pequeños sean los perros, menos controlable es su comportamiento con sus dueños".

Los investigadores descubrieron que a medida que disminuía la altura de los perros, aumentaba la incidencia del comportamiento indeseable, la agresión hacia el dueño, la mendicidad por comida y la búsqueda de atención. En contraste, una mayor altura se relacionó con la capacidad de entrenamiento. Otro hallazgo fue que cuando el peso corporal disminuyó, aumentó la excitabilidad y la hiperactividad.

El estudio demostró que 33 de los 36 comportamientos indeseables se relacionaron con la altura, peso corporal y la forma del cráneo.

Los propietarios tienden a fomentar el comportamiento de "terror diminuto" en perros pequeños

Al sacar conclusiones de su investigación, el equipo de la Universidad de Sydney consideró el hecho de que los dueños pueden ser más tolerantes con el comportamiento indeseable de los perros más pequeños, lo que a su vez puede fomentar comportamientos indeseables como ladridos excesivos, mordidas, hacer sus necesidades dentro de casa, mendicidad, ansiedad por separación y búsqueda de atención.

Los investigadores especulan que los dueños de perros pequeños pueden fomentar comportamientos indeseables y predisponer a sus mascotas a la ansiedad por separación, comportamientos similares a los cachorros, montar y mendigar. La tendencia a mantener a los perros pequeños en interiores, sin hacer mucho ejercicio, también puede ser un factor importante.

"Los comportamientos indeseables, como la agresión hacia el dueño o montar todo lo que encuentre, ocurren con mayor frecuencia entre los perros pequeños. Esto sugiere que, en los perros pequeños, estos comportamientos se toleran más, en comparación con perros más grandes, en los cuales dichos comportamientos son más desagradables e incluso peligrosos.
Del mismo modo, tales comportamientos en los perros pequeños podrían ser el resultado de un exceso de mimos y sobreprotección", explicó McGreevy.

Otra consideración es que, se sabe que las razas más pequeñas tienen más actividad neuronal por los estímulos en su entorno que los perros más grandes, que tienden a ser más relajados.

"Estos hallazgos nos recuerdan que los perros domésticos son un modelo ideal para explorar las fuerzas biológicas que producen diversas estructuras animales y sus comportamientos relacionados", dice McGreevy.
"La interacción de la naturaleza y la crianza en la producción de las relaciones que hemos descrito en este estudio crea una serie de preguntas fascinantes que otros estudios abordarán".