📝    HISTORIA EN BREVE

  • La castración y la esterilización (procedimientos quirúrgicos que extirpan las gónadas y las hormonas sexuales asociadas), podrían afectar de forma negativa a largo plazo la salud y el bienestar de los perros
  • Un estudio de caso de 2021 de un perro castrado que a una edad temprana desarrolló problemas psicológicos y de salud debido a que le extirparon las gónadas, señala que la terapia de restauración hormonal podría beneficiar en gran medida a los perros castrados sintomáticos
  • El perro recibió inyecciones subcutáneas de testosterona cada semana y se le implantó un agonista de la hormona y, con el tiempo, se aliviaron sus problemas psicológicos y de salud, lo que le permitió tener la misma calidad de vida que antes
  • Realizar más estudios sobre la terapia de restauración hormonal podría ayudar a aliviar el sufrimiento de millones de perros que tienen padecimientos a causa de la castración

🩺 Por la Dra. Karen Shaw Becker

En la actualidad, las investigaciones demuestran que extirpar las gónadas en perros, en especial en razas grandes, podría generar diversos problemas de salud. La castración consiste en extirpar los ovarios o los testículos, qué son los órganos que producen hormonas esenciales (estrógeno, progesterona y testosterona) en los perros.

Las hormonas sexuales afectan de forma directa la salud y el bienestar de los perros

Los programas de castración han ayudado a disminuir la sobrepoblación de mascotas y las enfermedades relacionadas con los órganos sexuales, como el cáncer de ovario y testicular, la piometra y algunos trastornos de la próstata. Sin embargo, extirpar las gónadas y, por lo tanto, las hormonas sexuales que producen, podría afectar de forma negativa la salud y bienestar de los perros. De acuerdo con la Fundación Parsemus, a través del sitio Phys.org:

"Los perros castrados son más propensos a padecer obesidad, incontinencia urinaria, diversos tipos de cáncer, enfermedades inmunomediadas, trastornos musculoesqueléticos y problemas cognitivos y de comportamiento. Esto podría ser porque los mecanismos naturales de retroalimentación de las hormonas se alteran con la castración. 
Y si no se cuenta con las hormonas sexuales que envían señales a la glándula pituitaria y al hipotálamo en el cerebro, los niveles de hormona luteinizante (LH) son cada vez mayores. Los nuevos estudios señalan que los niveles altos de la hormona luteinizante sin oposición, podrían favorecer múltiples trastornos de salud.
Las hormonas sexuales tienen una relación compleja con la salud y el bienestar, en la que podrían influir diversos factores, como el sexo, raza, edad y el entorno del perro".

La castración es sinónimo de extirpación excesiva

Es fundamental saber la diferencia entre esterilización y castración. Con la esterilización el perro solo pierde la capacidad de reproducirse; sin embargo, con la castración, también deja de producir hormonas sexuales por el resto de su vida.

Una buena opción es esterilizar al perro sin extirpar las gónadas (esterilizar sin quitar los ovarios, también conocida como histerectomía para hembras y vasectomía para machos), pero por desgracia es muy difícil encontrar un lugar para realizarlas, ya que las escuelas de veterinaria solo capacitan a los estudiantes para realizar castraciones completas. Si estás considerando esterilizar en lugar de castrar a tu perro, puedes encontrar una lista de veterinarios capacitados en procedimientos alternativos en Parsemus Foundation.

A pesar de que las razas grandes son más propensas a sufrir problemas de salud posteriores a la castración, cabe recalcar que los perros más pequeños también podrían desarrollar trastornos cuando se les priva de hormonas esenciales para toda la vida.

Los cachorros castrados podrían desarrollar problemas psicológicos y de salud

En 2021, se publicó un estudio de caso sin precedentes en Topics in Companion Animal Medicine, el cual describe el primer informe de terapia de restauración hormonal en un perro castrado.

Toby es un perro de raza mixta que se sometió a una castración a los siete meses para poder ser adoptado de un refugio de animales del condado. El cachorro era activo, saludable y sociable cuando llegó a su nuevo hogar; sin embargo, su salud comenzó a deteriorarse de forma vertiginosa durante los siguientes meses.

Cuando cumplió un año, sus dueños lo llevaron al veterinario, debido a que había desarrollado diversos problemas psicológicos y de salud que afectaban su calidad de vida, como cojera, menor movilidad, aumento de peso y miedo a las personas que no conocía.

Le dieron una dieta especial y le recetaron múltiples medicamentos, como analgésicos, suplementos para las articulaciones, hormonas tiroideas y antidepresivos hasta los cuatro años de edad. Esto ayudó a disminuir la cojera, pero no mejoró la movilidad. A pesar de que su peso mejoró con la dieta rigurosa, su miedo y ansiedad ante los extraños empeoraron.

A los cuatro años su ansiedad era tal, que sus dueños ya no podían sacarlo a pasear, y sus problemas de peso aumentaron ya que no podía correr ni saltar con normalidad. Cuando sus dueños adoptaron otro perro más joven, sus problemas de salud se hicieron más evidentes, debido a que no podía correr ni jugar con el nuevo miembro de la familia.

La restauración hormonal le devolvió a Toby su antigua calidad de vida

Por suerte, los dueños de Toby, (uno de ellos Linda Brent, autora principal del estudio de caso), sabían que los niveles hormonales irregulares después de la castración podrían afectar la salud de un perro, y les preocupaba que sus problemas fueran a causa de dicho procedimiento, por lo que contactaron a la Dra. Michelle Kutzler, teriogenóloga veterinaria de la Universidad Estatal de Oregón (y coautora del estudio).

Los machos que son castrados tienen niveles muy bajos de testosterona y sus niveles de hormona luteinizante (LH) podrían ser más altos de lo normal. Los niveles de LH de Toby eran tres veces más altos de lo que se considera normal en un perro castrado. Kutzler y los dueños de Toby decidieron optar por la terapia de restauración hormonal para regular sus niveles hormonales, y el primer paso consistió en administrarle testosterona por vía subcutánea (debajo de la piel) cada semana, la cual recibió sin problema alguno gracias a un entrenamiento de refuerzo positivo.

Al cabo de tres meses, aumentó su masa muscular, cojeaba menos y tenía mayor movilidad; además, el miedo y la ansiedad disminuyeron de forma moderada. Debido a que sus niveles de LH no habían bajado lo suficiente, se le implantó un agonista de la hormona liberadora de gonadotropina. Gracias a esto, sus niveles de testosterona y LH se normalizaron. Su salud siguió mejorando, su apetito disminuyó y sus conductas de miedo y ansiedad eran más controlables.

Hoy en día, Toby puede salir a pasear y no tiene dificultades para correr, saltar ni jugar con el otro miembro peludo de la familia. Hasta el día de hoy, Toby no ha presentado efectos secundarios de la terapia de restauración hormonal, pero continúa en tratamiento con un seguimiento regular de sus análisis de sangre y exámenes prostáticos, así como de sus niveles de testosterona y LH.

"La salud y el comportamiento de Toby han mejorado de una forma sorprendente", señala Brent. "Después de muchos años de experimentar con tratamientos médicos tradicionales, los cuales daban pocos resultados, ahora tiene la oportunidad de vivir una vida feliz y saludable gracias a que sus niveles hormonales han vuelto a la normalidad".

Es necesario realizar más ensayos clínicos

A pesar de que el estudio de caso de Toby demuestra que la restauración hormonal podría mejorar la salud de los perros que han presentado síntomas derivados de la castración, aún faltan muchos estudios sobre los métodos terapéuticos más adecuados y los riesgos que podrían implicar.

"Este estudio de caso brinda evidencia que respalda la idea de disminuir los niveles de GnRH y suplementar con hormonas gonadales, para reducir las concentraciones de LH en los perros castrados que presentan síntomas clínicos de efectos secundarios a largo plazo debido a que les extirparon las gónadas", afirma Kutler. "Es necesario realizar ensayos clínicos controlados y aleatorizados".

Si bien, no se pueden generalizar los resultados que se obtuvieron de un solo animal, los autores esperan que este estudio impulse la conversación y una investigación más profunda de la terapia hormonal para tratar los padecimientos de millones de perros castrados que no responden a los tratamientos médicos tradicionales.

Terapia Dogosterone™

Entrevisté al veterinario Dr. David Bieber, propietario de la Clínica Animal Sheridan West en Cooper City, FL, quien desarrolló un programa de reemplazo hormonal único en su clase llamado Terapia Dogosterone™.

Es un tratamiento para perros castrados en el que se reemplaza la testosterona que sus testículos u ovarios habrían producido de forma natural si no se hubieran sometido al procedimiento. El Dr. Bieber ha visto una mejoría en diversos trastornos, como la artritis y la displasia de cadera, después de iniciar la terapia de reemplazo de testosterona.

Hoy en día, los veterinarios que deseen certificarse en línea para ofrecerle a sus pacientes la terapia de reemplazo hormonal, de manera segura y efectiva, pueden acceder al sitio web Dogosterone del Dr. Bieber. Puedes encontrar una lista de veterinarios certificados en Dogosterone aquí.